Subida de la
Virgen con cintas marca el comienzo de la finalización de la festividad, la que
congregó a cerca de 300 mil fieles en sus días peak.
Una
emotiva ceremonia fue la que vivieron miles de personas, que se apostaron en el
santuario de La Tirana, para realizar la despedida a la Virgen del Carmen,
quien subió a su camarín, como es tradición, hasta una próxima festividad en su
honor.
El
ceremonial para esto, comenzó a las 10
de la mañana, donde cientos de bailarines y fieles se congregaron en el templo
dedicado a “La Chinita” con el fin de sacarla en procesión por los alrededores
de la iglesia, con el fin de darle la despedida y que los feligreses fuera del
lugar, pudieran apreciar la imagen sagrada.
Así,
el desfile comenzó con la salida de San José, luego de Jesús Nazareno y
posteriormente de la “Carmelita”, quienes demoraron cerca de tres horas en
volver al santuario, acompañados de la multitud presente. Pasadas las 13 horas, las imágenes entraron y
comenzó la eucaristía, presidida por el rector del templo de La Tirana, padre
Javier Sáez, en donde se pidió por la acogida de todos quienes vienen hasta La
Tirana, que nos viéramos como hermanos y que no se olvidaran que la Virgen
acogió a los apóstoles como sus hijos, como también a los fieles que están en
el lugar.
A
las 14.30 comenzó ya la ceremonia para devolver a la “Chinita” a su camerino,
donde los centinelas amarraron cintas a su altar, para luego lanzarlas a los
fieles congregados, como modo de extensión de su velo. Con esto, ellos
ayudarían el ascenso de la imagen para ser guardada, hasta una próxima
festividad.
“La
verdad es que este momento es muy emotivo. Se entrega todo y ya no vemos más a
Nuestra Señora. Ella es milagrosa, nos cuida y protege, por eso en mi familia
la veneramos mucho y nos apoyamos en
esto”, manifestó Mariela Jorquera, quien asiste hace ya 25 años a la
festividad.
Con
cánticos, se guardó esta imagen, mientras que los fieles recogían las cintas y
otros salían emocionados de la iglesia, a la espera por otro año para ver a la
patrona salir por las calles y cantarle las alabanzas.
Sebastián
Peña, bailarín de los sambos, manifestó que “uno espera siempre por la fiesta,
se prepara y este momento es triste, emotivo, pero alegre. Uno está feliz de
haber cumplido con su promesa, pero lloramos porque nos vamos. A pesar de todas
las dificultades que podamos tener, igual venimos a ver a la “Chinita”.