Silvia López, una jubilada bancaria
argentina de 69 años, recorre entusiasmada un gigante centro comercial de la
capital chilena en busca de ropa para sus nietos y otros regalos por al menos
la mitad del precio que se venden en su país.
Como ella, una
oleada de turistas argentinos invade el país vecino para aprovechar un tipo de
cambio favorable a sus golpeados salarios, que han visto mermado su poder
adquisitivo.
Rubros como
vestuario, calzado y tecnología se han vuelto inaccesibles para muchos en
Argentina. Mientras el sueldo mínimo se ubica en torno al equivalente a 500
dólares, un par de zapatos de una reconocida marca deportiva puede superar los
120 dólares.
Santiago
"es como la segunda Miami, le estamos diciendo nosotros. Entre amigos y
familiares nos estamos dando información para venir", comentó López a
Reuters sobre su viaje de compras de una semana.
Adicionalmente,
los visitantes aprovechan a buscar marcas que no se encuentran en su país, como
H&M y Topman, entre otras, aunque el factor clave es la diferencia de
precios.
Mientras un
televisor LED puede costar unos 12.000 pesos argentinos, en una tienda chilena
su valor alcanza un equivalente de 5.000 pesos.
Según datos de
la Subsecretaría de Turismo chilena, unos 2,3 millones de argentinos ingresaron
hasta octubre, un salto del 55 por ciento frente al mismo período del año
anterior y muy lejos de los 863.897 turistas de esa nación que recibió Chile en
2008.
"Los
argentinos compran en cantidades, algunos de ellos llegan con maletas enormes
vacías al 'mall' antes de que abra", dijo María José Martínez, jefa de
marketing del Costanera Center, un gigantesco centro comercial de la minorista
chilena Cencosud ubicado en Santiago.
La ejecutiva
agregó que más de un 70 por ciento de los visitantes que se inscriben en el
programa de descuentos para turistas del centro comercial provienen del país
vecino.
En los primeros
nueves meses de 2016, los argentinos gastaron 651 millones de dólares en Chile,
según cifras oficiales, lo que significa cerca de un tercio de los ingresos por
turismo que recibe el mayor productor mundial de cobre.
La proximidad
de los países hace incluso conveniente para algunos cruzar la frontera en auto
para tener más espacio para sus adquisiciones.
"Todavía
no sabemos (cuánto gastaremos), tenemos que comprar muchos productos para la
bebé", dijo Sheila Castro, quien pese a su embarazo de siete meses realizó
el largo viaje en auto desde la provincia argentina de San Juan.
"Incluso
pagando con tarjeta de crédito, con precio dólar, nos conviene todavía
bastante", admitió Castro.
Sólo para la
temporada de verano austral se espera que el número de turistas argentinos en
Chile aumente un 30 por ciento interanual a 1,7 millones de personas.
Incluso
aquellos que llegan al país con planes diferentes, como la estudiante de
Derecho Viviana Bianco -quien viajó para visitar el desierto de Atacama-,
consideran que es difícil resistirse a la tentación de los precios.
"Si es la
mitad de precio, vamos a terminar comprando, es obvio", admitió.
Fuente:
Reuters