martes, 26 de julio de 2011

El autor de la masacre noruega dice al juez que tiene dos células de apoyo


"Hay otras dos células más en nuestra organización", dijo Breivik al juez Kim Kim Heger, para quien estas declaraciones agregan un elemento extra al hecho, abren la necesidad de "nuevas investigaciones" y justifican la decisión de poner bajo aislamiento total a Breivik.

Durante la declaración -realizada a puerta cerrada y bajo un fuerte operativo de seguridad- Breivik dijo que los objetivos de la masacre fueron "salvar a Noruega y a Europa occidental de los musulmanes y del marxismo cultural" además de "castigar a la socialdemocracia" por "importar" musulmanes.

En esa línea argumental, el ultraderechista e islamófobo noruego aseguró al juez que su intento era "limitar" las opciones de los laboristas, hoy en el Gobierno, para acceder al poder, según informó la agencia de noticias Europa Press.

Breivik -que a partir de ahora no podrá recibir visitas ni enviar o recibir correspondencia- se presentó al mediodía local ante el juzgado de distrito de Oslo, después de que una muchedumbre intentara bloquear su llegada al grito de "traidor" y "canalla asesino".

Su abogado Geir Lippestad, ingresó por la puerta principal, pero sorteando grandes dificultades entre los numerosos periodistas que se encontraban en el lugar.

Tras cumplirse esta primera comparecencia, que duró aproximadamente 35 minutos, Breivik abandonó rápidamente el tribunal en un convoy de la Policía, según informaron fuentes judiciales.

El joven, un cristiano conservador ligado a la creciente ultraderecha nórdica, con un nutrido historial de odio a los inmigrantes y musulmanes, fue miembro hasta hace cinco años del Partido del Progreso (Fremskrittspartiet (FRP), que en las elecciones de 2009 consiguió el 23% de los votos y 41 escaños.

El domingo, los investigadores encontraron en la red internet un manifiesto de 1500 páginas, supuestamente escrito por Breivik, en el que expone sus planes de ataque del viernes y advierte que "una guerra civil europea conducirá al exterminio de marxistas y musulmanes", informó la cadena CNN.

Una hora antes de que Breivik enfrentara al juez, Noruega rindió un nuevo homenaje a las víctimas con un minuto de silencio presidido desde las escalinatas de la Universidad de Oslo por la familia real, encabezada por el rey Harald y el primer ministro, Jens Stoltenberg.

En una conferencia de prensa en Oslo, en tanto, la policía rebajó de 86 a 68 el número de víctimas mortales en la isla de Utoya, y paralelamente elevó de siete a ocho los muertos en la explosión en el centro de Oslo, con lo que el balance -aún provisional- queda en 76.

Un portavoz policial señaló que la corrección en el número de fallecidos se debe a las "circunstancias difíciles" en las que debió realizarse el rescate y gestionarse la información.

También ayer trascendió que entre las víctimas mortales se encuentra el hermanastro de la princesa Mette-Marit, Trond Berntsen, de 51 años, quien viajó a la isla para colaborar en la seguridad privada.

La imagen de la actuación de la policía -en el ojo de las críticas- sigue en picada luego que un portavoz policial reconociera que llegaron tarde a la isla de Utoya por no disponer un helicóptero ni de un barco con la capacidad para transportar al personal y al equipo necesarios.

Durante la rueda de prensa, los policías hicieron hincapié en que 50 de sus efectivos rastrean "milímetro a milímetro" la Isla de Utoya y que ya están próximos a culminar la etapa de recolección de pruebas en el lugar, para comenzar una segunda fase en las indagaciones.

El foco ahora se centra por ahora -explicaron- en averiguar si Breivik tenía vínculos con algún grupo ultraderechista y si recibió ayuda de algún tipo desde el extranjero o desde la propia Noruega.

Ayer seis personas que fueron arrestadas en el marco de la investigación fueron liberadas poco después tras establecerse que no tenían vínculos con el hecho.

La pena máxima en Noruega es de 21 años, pero la ley permite una prolongación de la condena si existe en riesgo de reincidencia en el delito.

"En teoría, Breivik podría estar en la cárcel el resto de su vida", declaró un profesor de Derecho Penal de la Universidad de Oslo, Staale Eskeland.