lunes, 13 de septiembre de 2010

Doce santos realizan vísperas con la Carmelita


Un total de 12 patronos de los pueblos andinos llegaron hasta el santuario de Nuestra Señora del Carmen, para participar del “Encuentro de los Santos Patronos en la casa de la Madre”, organizada por el Obispado de Iquique, como una manera celebrar el Bicentenario de la patria, desde las raíces que hacen al pueblo nortino.

Entre los que llegaron se encontraban San Felipe de Iquiuca, Santa María, Magdalena de Chiapa, Virgen Asunta de Huatacondo, San Juan de Huaviña, San Liborio de Poroma, San Marcos de Mamiña, San Isidro de Quipisca, Santa Lucía de Parca, San Santiago de Macaya, San Pedro de Coscaya, Señor Espíritu Santo de Laonzana y San Lorenzo de Tarapacá.

Las vísperas se celebraron a partir de las 21.30 horas, comenzando con una iglesia en penumbras, que comenzó a ser iluminada por las velas que trajeron a los santos y que se fueron colocando frente a ellos y sobre el altar, con lo que se prendieron todas las luces del templo, momento en el cual se efectuó la homilía.

En ésta, Monseñor Marco Órdenes explicó a todos los pueblos la importancia de tener identidad, ya que “es una cuestión fundamental hoy en día. Quien no tiene identidad no sabe a dónde ir. Hoy existen muchas ideas acerca de Dios, que expresan que hay que desechar a Jesucristo o que dicen que ‘vale la pena’ vivir sin Dios. Pero nosotros tenemos a nuestros santos patronos., que marcan la identidad y que nos hacen ver el camino de Jesucristo. Ellos nos dan la identidad y ésta nos lleva a nuestro Señor Jesús”.

Además, Monseñor Órdenes indicó cómo ayudan estos santos a la confabulación de nuestra identidad, puesto que “ellos son quienes dieron su vida a Jesucristo, a Él le entregaron parte de sus vidas y, ahora, al tenerlos en nuestros pueblos nos enseñan qué camino seguir, como interceden para ayudarnos con Cristo y ahora se reúnen todos en la casa de la Madre, porque en la casa de ella es el lugar en donde llegan todos los hijos”.

También, el obispo habló sobre las celebraciones del Bicentenario y cómo en las vísperas, se demuestra la cultura e identidad cristiana, fusionada con lo andino, lo que descubre nuestra identidad, como nortinos y cristianos “y que en esta celebración de los 200 años se note lo que nosotros queremos demostrar, el amor por Cristo, a través de nuestro rituales”.

Procesión del Santísimo

Terminada la homilía, se procedió a ejecutar la procesión del Santísimo, por lo que todas las figuras de los santos se posicionaron fuera del templo, mientras que una alfombra confeccionada con aguayos marcaba el paso de los sacerdotes y la Cruz, la que saludó a todos y cada uno de los patronos que llegaron hasta el templo de la Carmelita, los que se arrodillaban ante él.

Al finalizar la procesión, los santos volvieron al templo para esperar la misa oficial y la partida a sus respectivas localidades.

Misa Oficial

La misa oficial se efectuó en el interior del templo, el que ya cuenta con la mayor parte de las baldosas colocadas, en donde la tónica fue la reflexión acerca de la espiritualidad que existe en los poblados andinos, así como privilegiar la fe antes que la fiesta. “No hagamos de nuestras fiestas religiosas de aspecto decadente y denigrante con el alcohol y el gasto. Que la voz de Cristo sea la que prime y que nos enseñe cual es la cruz que debemos llevar para sortear las dificultades, cómo Él lo hizo”, señaló Monseñor Órdenes.

El Obispo, también, aprovechó de explicar el sentimiento de muchos fieles, quienes “han salido de su pueblo a la ciudad, para buscar el pan, el trabajo y la educación, pero siempre tienen en sus pensamientos a su pueblo y no hayan la hora de volver a él, porque lo quieren. Así como quieren a su patrono y quieren a Jesús”.

La Eucaristía andina tuvo como momento solemne la ejecución de una pawa en el altar, la que llevaron a cabo tres familias andinas, quienes dieron la bendición, acompañados del Obispo. Tras esto, se realizó la procesión por los alrededores de la iglesia, en donde todos salieron con los santos, siguiendo a las imágenes de la Cruz Andina, Jesús Nazareno y la Virgen del Carmen, vestida con un aguayo que la comunidad andina le regaló para la ocasión.

Mientras los santos hacían su recorrido, la gente lanzaba a las imágenes pétalos de flores, dulces y confeti, con el fin de celebrarlos como es costumbre en cada localidad desde donde provenían.

Acabada la procesión, los santos volvieron al templo a despedirse, mientras que los fieles llenaron la explanada para bailar cueca nortina, cachimbo y trote, con lo que se dio por terminada esta festividad.