La
presidenta Michelle Bachelet, cambió este lunes a nueve ministros, en una
decisión que incluyó la inédita remoción del titular de Hacienda, para dar un
giro a la segunda etapa de su mandato y retomar la agenda de reformas opacadas
por una baja en su aprobación tras escándalos de corrupción.
La
mandataria concretó el ajuste ministerial anunciado a mediados de la semana
pasada, justo cuando el país atraviesa por una profunda crisis de confianza por
casos de desvíos de dineros de empresas a campañas políticas que habían
salpicado incluso a funcionarios del Gobierno.
En
un golpe de timón, Bachelet removió el área más política de su gabinete y
realizó algunos enroques de ministros.
"Hoy
es tiempo de dar un nuevo impulso a la tarea de gobierno y en esta nueva fase
tan exigente como inspiradora se requiere poner renovadas energías y rostros
nuevos al frente de las tareas que hemos comprometido al país y que la
ciudadanía nos demanda", dijo Bachelet durante la ceremonia de juramento
de los nuevos ministros.
En
una decisión sin precedentes, Bachelet separó a Alberto Arenas del Ministerio
de Hacienda y designó en ese cargo al economista Rodrigo Valdés, algo que
ocurre primera vez en un Gobierno chileno desde el retorno a la democracia en
1990.
"Él
(Valdés) es un economista sólido, de fondo ortodoxo. Tiene experiencia en el
sector privado, tanto en el extranjero y en Chile. Tiene experiencia como ex
economista del FMI. Bachelet difícilmente podría haber elegido a alguien que
estaría en una mejor posición", dijo Tiago Severo, economista de Goldman
Sachs.
La
mandataria designó a Jorge Burgos, quien se desempeñaba en el cargo de ministro
de Defensa, como nuevo titular del Interior en reemplazo de Rodrigo Peñailillo,
su más estrecho colaborador que había sido blanco de críticas por asesorías
vinculadas indirectamente a una empresa investigada por aportes de dinero a
campañas electorales.
Nuevo
equipo político
La
reestructuración del sector más político, desgastado por roces con los propios
partidos del oficialismo, abarcó también al ministro Portavoz, en el que se
designó al socialista Marcelo Díaz, y a la cartera de Secretaría General de la
Presidencia.
El
canciller Heraldo Muñoz fue el único ministro ratificado antes de que la
mandataria rearmara su equipo, luego de que la semana pasada lideró en la corte
internacional de La Haya la defensa de Chile por una demanda marítima
presentada por Bolivia.
"Sin
duda es un segundo tiempo. Ella así lo ha decidido y un cambio de gabinete es
eso. Son tiempos distintos, son prioridades que hay que revaluar y me parece
que las prioridades están claras y ahora tenemos que seguir adelante",
dijo el ministro Muñoz.
El
ajuste ministerial incluyó además algunas carteras de perfil más sectorial,
como el ministerio de Desarrollo Social y Cultura.
La
definición del nuevo mapa ministerial fue complejo para la mandataria, dentro
de una coalición de centro izquierda en la que participan desde comunistas
hasta la Democracia Cristiana.
La
designación del gabinete, que integran un total de 23 ministros, ocurre cuando
la aprobación a la presidenta ha caído a menos de un 30 por ciento y su rechazo
bordea el 60 por ciento, según sondeos.
Por
ello, lograr un punto de inflexión con estos cambios es crucial para Bachelet,
cuando restan casi tres años de mandato con la tarea pendiente de sacar
adelante la segunda fase de una reforma educacional, cambiar leyes laborales,
junto con una reforma de probidad y crear una nueva Constitución.
Fuente:
Reuters