martes, 19 de junio de 2018

Estados Unidos: Niños inmigrantes encerrados en jaulas


Están en un depósito en Texas, enjaulados como animales. Duermen en colchonetas en el piso, con la luz permanentemente encendida. 

Dentro de un viejo depósito en el sur de Texas, cientos de niños esperan, separados de sus padres, en una serie de jaulas creadas con alambrados.

En una jaula hay 20 niños. Hay botellas de agua y paquetes de papas fritas desparramados y grandes trozos de papel de aluminio hacen las veces de mantas.

Una adolescente le dijo a un defensor que la visitó, que ayudaba a cuidar a una niña pequeña desconocida porque la tía de la nena estaba en otro lado en esas instalaciones. Dijo que tuvo que mostrarles a otros en su celda cómo cambiarle el pañal a esa beba.

El domingo, la patrulla de frontera de EE.UU. les permitió a los periodistas hacer una breve visita a las instalaciones donde se encuentran las familias arrestadas en la frontera sur, en respuesta a las nuevas críticas y protestas por la política de “tolerancia cero” de la administración Trump y la resultante separación de las familias.

Más de 1.100 personas estaban dentro de las instalaciones amplias y oscuras divididas en alas separadas para niños sin compañía, adultos solos y madres y padres con sus hijos. Las jaulas en cada ala dan a áreas comunes, para utilizar los baños portátiles. La luz en el techo está encendida todo el tiempo.

Los agentes no les permitieron a los periodistas entrevistar a ninguno de los detenidos, ni sacar fotos.

Casi 2.000 niños han sido separados de sus padres desde que el fiscal general, Jeff Sessions, anunció la política que determina que los funcionarios de seguridad interna deriven todos los casos de ingreso ilegal a los EE.UU. para procesamiento.

Los grupos de la iglesia y los defensores de los derechos humanos han criticado considerablemente esta política, denominándola inhumana.

Se han revelado las historias de niños arrancados de los brazos de sus padres y padres que no pudieron saber dónde habían llevado a sus hijos. Un grupo de legisladores visitó las mismas instalaciones el domingo e iban a visitar un refugio para estadía más prolongada que alberga aproximadamente 1.500 niños, muchos de los cuales fueron separados de sus padres.

“Esos niños allí dentro, que han sido separados de sus padres, ya están traumatizados”, dijo el senador demócrata Jeff Merkley, de Oregon, a quien le negaron el ingreso al refugio de los niños a comienzos de este mes. “No les importa si el piso está limpio, ni si la ropa de cama está bien ajustada”.

En el valle del Río Grande en Texas, el paso más concurrido para quienes intentan ingresar a EE.UU., los funcionarios de la patrulla de fronteras argumentan que tienen que dividir a los inmigrantes y separar a los adultos de los niños como disuasivo para los otros.

“Cuando uno exceptúa a un grupo de personas de la ley… eso crea un empate”, dijo Manuel Padilla, jefe de agentes de la patrulla de frontera aquí. “Eso crea las tendencias aquí”.

Los agentes que están a cargo de las instalaciones, en general conocidas como “Ursula” por el nombre de la calle donde se encuentran, dijeron que todos los detenidos reciben alimentación adecuada, acceso a duchas y lavandería para sus ropas y atención médica.

Se supone que esas personas tienen una estadía breve en las instalaciones. Según las leyes de EE.UU., es necesario que los niños sean pasados a refugios financiados por el Departamento de Salud y Servicios Humanos dentro del plazo de tres días.

Padilla dijo que los agentes en el valle del Río Grande les han permitido a las familias con niños menores de cinco añospermanecer juntos en la mayoría de los casos.

Una defensora que pasó varias horas en las instalaciones el viernes dijo que estaba profundamente perturbada por lo que había encontrado. Michelle Brane, directora de derechos de los inmigrantes en la Comisión de Refugiados de Mujeres, conoció a una adolescente de 16 años que había cuidado de una niña durante tres días. La adolescente y otros niños en su jaula creían que la niña tenía dos años.

“Les tuvo que enseñar a los otros niños en la celda cómo cambiar un pañal”, dijo Brane.

Brane afirmó que después de que un abogado comenzara a hacer preguntas, los agentes encontraron a la tía de la niña y ambas se reencontraron. Resultó ser que la niña realmente tenía cuatro años. Parte del problema fue que no hablaba español, sino k’iche, un idioma indígena de Guatemala.

“Estaba tan traumatizada que no hablaba”, contó Brane. “Simplemente estaba acurrucada hecha un ovillo”.

Brane dijo que también vio a funcionarios en las instalaciones que retaban a un grupo de niños de cinco años por jugar en su jaula, y les ordenaron que se calmaran. No hay ni juguetes ni libros. Sin embargo, un niño cerca de ellos no jugaba con el resto. Según Brane, estaba en silencio, apretando un pedazo de papel que era una fotocopia del documento de identidad de su madre.

“El gobierno literalmente separa a los niños de sus padres y los deja en condiciones inapropiadas”, afirmó Brane. “Si un padre dejara a un hijo en una jaula sin supervisión con otros niños de cinco años, serían considerados responsables”.

Fuente: AP