viernes, 30 de octubre de 2009

Subsecretario General de Gobierno opina sobre la "continuidad"


Para el Subsecretario General de Gobierno, Neftalí Carabantes, “los altos niveles de aprobación obtenidos por la Presidenta Michelle Bachelet son inéditos para un mandatario en Chile y legitiman su liderazgo y capacidad de conducción. Hoy, desde todos los sectores políticos se reconoce el buen manejo en materia económica y social, lo que se contradice con la opinión que reinaba en los primeros años de su gestión. Muchos de los que hoy celebran las políticas de este Gobierno afirmaron que la Presidenta Bachelet sustentaba su adhesión en base a sus características personales. Incluso se atrevieron a afirmar que su mandato correspondía por lejos al “peor de la Concertación” y que tendría dificultades para llegar a su término.

La memoria es frágil. Hace una década, la derecha hizo suyo el concepto del cambio como lema insigne, utilizándolo como “caballito de batalla” para instalar la sensación de una coalición de gobierno desgastada. De la hipótesis del “cambio” pasaron a la derrumbada teoría del “desalojo”; y en estos días presenciamos la conjetura de la “intervención electoral”. Desde entonces, el argumento de la “alternancia” es parte esencial del discurso de la Alianza por Chile. Sin embargo, hoy el panorama es distinto, pues el país observa cómo el candidato opositor se aferra repentinamente al concepto del “continuismo”, al tiempo que la popularidad de la Presidenta Bachelet bate récords.

Vanagloriar, en este último año, las políticas de protección social y asegurar su reforzamiento durante un hipotético gobierno de la oposición, además de prometer bonos al por mayor –bono marzo y bodas de oro- como un ofertón de campaña, difiere radicalmente de las estructurales transformaciones realizadas en materia previsional y de la primera infancia que ha llevado a cabo este Gobierno. En buena hora que los bonos ya no sean “migajas innecesarias” como los calificaran parlamentarios de derecha en abril del 2008. Todo lo que hoy la oposición aplaude, con más de un 80% de aprobación presidencial, fue tildado como medidas ineficaces que propiciaban el desorden y el desgobierno.

Es legítimo elogiar lo que se ha hecho de manera correcta y modificar ciertas opiniones en el tiempo, pero es inaceptable el oportunismo electoral de última hora que ha evidenciado la derecha. Vestirse con ropa ajena no es un buen síntoma, pero más grave aún es atribuirse la continuidad cuando nadie tiene dudas de quién es el candidato que representa a la Concertación”.