domingo, 25 de julio de 2010

Piñera excluye delitos de lesa humanidad en indulto


El Presidente de la República, Sebastián Piñera, zanjó este domingo el debate respecto del indulto, a partir de la propuesta de la Iglesia Católica, señalando que lo aplicará caso a caso y que descarta incluir a personas condenadas por delitos de lesa humanidad.

El Mandatario declaró en conferencia en el Palacio de La Moneda que no es “ni prudente, ni conveniente en los actuales tiempos y circunstancia promover una nueva ley de induto general”.

Enfatizó que utilizará las facultades presidenciales para evaluar indultos “caso a caso” y que considerará para ello “la avanzada edad de los reclusos, las enfermedades terminales y otras razones humanitarias permanentes”.

“Al considerar estas razones humanitarias quedarán excluidos de estos beneficios aquellos condenados por delitos especialmente graves como lo son los de lesa humanidad”, referido a violaciones a los derechos humanos en la dictadura de Augusto Pinochet.

También quedarán fuera de la posibilidad de acceder a un indulto quienes hayan cometido delitos de “terrorismo, narcotráfico, homicidio, hechos de sangre, violaciones o abusos contra menores y otros delitos de igual gravedad”.

Hacinamiento en las cárceles

Respecto de los cuestionamientos a las condiciones de las cárceles por el alto hacinamiento indicó que “la mejor respuesta a esta lamentable situación no pasa por una liberación masiva de los presos”.

En ese sentido, Piñera anunció una serie de medidas para mejorar la situación de los presos al declararse consciente de las “precarias condiciones de vida y hacinamiento” en los penales.

Se construirán más cárceles, se mejorarán las existentes y se rediseñarán las que están en construcción, y también se suscribirán tratados internacionales para que los extranjeros puedan cumplir las penas en sus países de origen.

El jefe de Estado de este modo dio por terminado el período de reflexión iniciado el miércoles último una vez que recibió la propuesta católica de parte del cardenal Francisco Javier Errázuriz y el presidente de la Conferencia Episcopal, Alejandro Goic.